domingo, 17 de abril de 2011

De la melancolía inacabada en tarde de domingo

Y es así y pasa. Viene, como viene la impotencia de no poder cambiar algo. De aquello que no está en nuestras manos por que la respuesta es siempre no. Existe ahí, todos los días, para recordarnos infaltablemente que no importa que se haga, es completamente imposible que un día se cambie de opinión. Intentamos alejarnos para no terminar siendo presas del sentimiento de melancolía y por lo tanto fingimos que queremos otra cosa. Se cambia el interés y se empieza a hacer todo lo posible por menguar el sentimiento de ahogo. Siempre la efectividad de los placebos hasta que esa sombra nos sorprende en aquella oscuridad de la noche, cuando en la soledad le gritamos al vacio, a la vida, a la muerte, a todo.

1 comentario:

Walkiria dijo...

Simplemente hermoso...