domingo, 15 de febrero de 2009

Cotidianidad III - C, El acto

“Escrito a los sujetos movidos por las fuerzas naturales al lado opuesto, que queda al otro lado de tu amor (y del de ella también)”

Hoy no puede mirar a C. a los ojos por más que lo desee. De alguna forma logró dejar atrás la fugacidad, pero aún no se convierte en algo absoluto, es todavía algo efímero que ha durado más de un instante. Hay entre esos dos momentos más que una línea de separación y ella no sabe si es posible cruzarla, no sabe si de ser posible quisiera hacerlo; cree y considera que es mucho lo que debe dar para encontrarse cerca de ese ser, o quizás no debe dar nada sino tener algo que ella no tiene, quizás todo consiste en poder dar nada, es posible que ni C. lo sepa; lo importante es que ella quiere saberlo en el mismo instante en que quiere mirarlo a los ojos.

Un acto involuntario es lo que ella cree que necesita. Un movimiento que venga de C. pero que no pase a través de las millones de razones que existen en su cabeza para no hacerlo y que terminan por detener el movimiento. Conociendo lo poco que conoce a C. (a quien solo ha visto una vez) sabe que jamás se permitiría un acto de este talante, pues además de ser puramente racional, ha logrado evitar, exitosamente, la cercanía con ella.

Después de aquel episodio narrado vinieron los trazos. Ellos fueron los que siguieron escribiendo su historia que, en algunos momentos, tenía pequeños puntos que se cruzaban con la de él. Todo iniciaba y terminaba con ella, a causa de la carencia de aquel acto. No se volvieron a ver, pero eso no logró que ella lo deseara menos o nada en absoluto. Existían imágenes, letras, sonidos, una que otra conversación que podía evidenciar algún tipo de acercamiento. Este, obvio, no era suficiente para ella y aunque no se sentía insatisfecha (de hecho se sentía realmente bien), quería algo más para el final. Cómo odiaba ella las respuestas, de él, a todos sus actos, las mismas siempre, sin importar qué le dibujara, como lo hiciera o qué le dijera, él lograba convertir todo en un hecho análogo y con igual significado.

Sabía que era demasiado pretender que aquel acto llegara. Lo sabía porque en demasiadas ocasiones le había manifestado la necesidad de él, que ahora era menos factible que sucediera, el mismo ya no era en sí involuntario, era una respuesta y no estaba en su naturaleza, la de él, satisfacerle sus necesidades. Era tal como había escrito hacía tiempo en su libreta

Soledad…

Todo cuerpo continúa en estado de reposo o de movimiento lineal a menos que actúe sobre él una fuerza exterior que le obligue a cambiar dicho estado. En búsqueda de esa fuerza exterior que me saque del reposo (ya que claramente estoy lejos de la linealidad), me he dado cuenta que aparte del big bang que se produjo meses atrás, estoy en un lugar distante de donde ella se ha de producir, de ahí que produzca tanta fuerza interior intentando reemplazarla, que se logra un efecto de acción reacción sobre los cuerpos cercanos, de manera que yo sigo inmóvil mientras ellos se movilizan en sentido opuesto a la fuerza, es decir a mi. Cómo podría haber olvidado yo que cada acción produce una acción de igual magnitud pero en sentido contrario, cosa que explica claramente la relación actual de yo “sujeto” con los objetos a mi alrededor.”

Leyendo esto comprendió que era aún menos factible que algo como lo que ella quería sucediera, pero al mismo tiempo sabía (o quería creerlo) que iba a acontecer, podía ser muy diferente a lo que ella esperaba, pero iba a ser. La paciencia no era una de sus grandes virtudes y hacía rato que estaba ya cansada de suponer y prepararse, ya se había puesto de pie y había caminado.

No lo sabía, pero ya no estaba en sus manos la decisión de esperar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es bueno esperar sin darse cuenta que se está esperando...

Javier Pimentel dijo...

Falso. Esperar casi siempre es muy malo y uno siempre se da cuenta de que espera. El hecho de que uno se mienta y diga: La estoy pasando bien, no le quita el tedio o la desesperación al asunto.

Anónimo dijo...

La naturaleza humana en su debilidad siempre está esperando algo, no esperar nada se traduce en haber trascendido... Igual se puede dividir en dos grupos, los que saben que esperan y los que no tienen idea pero igual lo hacen... Lo otro es... Qué puede tener de malo esperar, dependerá del caso?