domingo, 16 de noviembre de 2008

A ella que todo lo comparte,

Tienes en tu bolsillo derecho, guardado entre el recibo del almuerzo de ayer y el examen de hace una semana, a un sol. Es radiante, como suelen ser los soles, por lo menos los que pertenecen a esa familia. Lo sacas un fin de semana, cuando sientes que algo se ha quedado olvidado en aquel bolsillo. Lo miras en detalle, sus rayos son algo inesperado, misterioso, surreal. Sonríes. Inesperadamente has reencontrado a tu sol.
Es extraño y lo sabes, un sol es más escaso que cualquier otro espécimen incluyendo a los famas, puedes encontrarte a la vuelta de la esquina un amor o puedes toparte con una casualidad tres veces en un día y aún así nunca haber encontrado un sol, menos en un bolsillo.
Para ti, ahí estaba, alumbrando como siempre, como un sol, que quiere darte todo lo que su ser es y a la misma vez perderse algún minuto inesperado dejándote ansiosa. No lo quieres tocar, piensas en un pequeño pájaro que ha caído de su nido y temes que sea impregnado de tu humanidad. Te decides y lo tomas en tus manos con gracia, haciendo que el mundo entero detenga el aliento. Es hermosa la luz que juntos destellan, y que irradia mi caos. Un sólo instante en contacto con la magnificencia para que te conecte con la más pura de las emociones. No puedes creer en tu fortuna, tienes ahí a un sol, para ti.

Algo interrumpe el momento divino, intempestivamente el sol ha desaparecido. Lo tenías entre tus dedos y ahora la nada lo remplaza. Revisas entre el recibo y el examen, entre muchos recibos, listas, teléfonos, anotaciones. Nada del sol. Sin querer tus manos tiemblan, todo tu cuerpo lo hace; no hay lágrimas en tus ojos porque tú tienes la fortuna de entender que el sol es inconstante, puedes encontrarte uno pero no será tuyo para siempre. Lo entiendes, por ello cierras tus ojos y recreas su luz, poco a poco el temblor amaina y concilias el sueño.

Estás tranquila, tienes la plena seguridad que reaparecerá; eso hacen los soles, eso hace tu sol. Aquel que guardaste cuidadosamente en el bolsillo derecho, entre el recibo del almuerzo de hace una semana y el examen de hace un mes.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Es perfecto, lo sabemos...

Mil gracias por la magia de las letras...

andcaif1 dijo...

Un sol,una estrella, tan fugaza como una supernova.

Nana Franco dijo...

Gracias a ti, por compartirlo todo.


Fugaz no, inconstante. De otra forma no podría tener la tranquilidad de saber que volverá.

Mario dijo...

todo este blog esta genial

Nana Franco dijo...

Gracias. Eres bienvenido cuando quieras.