martes, 27 de enero de 2009

Hoy Martes



"Parece que fue ayer cuando se fué
al barrio que hay detrás de las estrellas,
la muerte, que es celosa y es mujer,
se encaprichó con él
y
lo llevó a dormir siempre con ella."

Páez y Sabina - Flores en su entierro


Porque he decidido no invitar al recuerdo del llanto y de la tristeza sino recordar cincuenta días de felicidad.
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La Plastica fue su vida

(2005)

“El arte tiene letras distintas, se escribe distinto, pero traduce lo mismo: Amor”

Gerardo Franco, (27 de enero de 1955 - Junio 2005)

Gerardo Franco tenía ojos grandes y expresivos, los abría en demasía al momento de hablar o enfatizar algo, eran unos ojos grandes que hablaban por él cuando estaba alegre o de mal genio. Tenía poco cabello pero si “el pelo fuera importante estaría por dentro” como dijo él mismo alguna vez. La plástica fue su vida, le entregó todo a sus árboles paleta y a sus lunas mutantes, a sus sueños de papel y a más de cinco mil obras que hoy pueblan los sitios más increíbles.

Ha muerto un pintor. Nombre: Gerardo Franco. Edad: 50 años recién cumplidos. Estatura: 1.68 aproximadamente. Rasgos: tez morena, ojos grandes, poco cabello, nariz y orejas prominentes. Ocupación: trazar universos que penetran el ojo del receptor hasta las fibras más intimas y desconocidas, reírse del mundo y de su propia ironía al tratar de entenderlo, y estar ahí, siempre estar ahí para quien fuera.

Gerardo, noctámbulo empedernido, era un tenaz amante de la noche, la caminaba y la retrataba, fueron miles las lunas que pintó, las diosas nocturnas que bullían en su interior. La noche lo recorría así como él la recorría a ella, con un amor infinito que se deja ver en los trazos que aún nos quedan, en los pigmentos que cobran vida cuando son vistos y en la luna, testigo mudo que así como nosotros lamenta su pérdida.

“Cuando el amor llega al alma del hombre, es como sembrar la semilla de un árbol. Sólo que el árbol crecerá, dará frutos y morirá, pero el amor estará contigo hasta la eternidad” escribió Gerardo con tinta roja en su libreta marrón; tal vez fue esta la razón para que inventara árboles inmortales, árboles dulces como helados, árboles que transformaban la realidad al inclinarse, haciendo la venia a quien los contemplaba; trazándolos como el viento que imperaba al pincel doblarlos, pintarlos de colores imposibles que se presentaban ante el ojo del pintor como luces míticas.

Ahora que Gerardo ha muerto quedan sus obras, sus recuerdos, su paleta de mezclas con el óleo fresco, sus libros y su eterno caminar que como siempre va más adelante, siempre dando zancadas enormes, ahora nos ha dejado definitivamente atrás, ahora el óleo está húmedo en la paleta y quiere llorar, es comprensible, los ojos grandes que tantas veces lo examinaron con detalle para plasmarlo, los ojos grandes que se abrían de manera exagerada al momento de comunicar, han sido cerrados para siempre.


1 comentario:

andcaif1 dijo...

incumpliste tu propia norma tácita del domingo, y lo hiciste consientemente, como se percibe en el título, pero valió la pena.